jueves, 23 de septiembre de 2010

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omalo con Soda, será Fabuloso, y uds. ¿para cuándo?, indagó un iluso (...no pregunté... soy un iluso...) reportero ante el utópico reencuentro de Los Redonditos de Ricota aunque, el interés, tenga muy poco que ver con lo gastronómico de la cuestión. Juntos sonaban para intelectuales en tugurios desbordados pero su poesía (interpretada por muchos, comprendida por los menos), vaya a saberse por qué, terminó llenando estadios, colmados por un público heterogéneo. Desde marginales a mecenas que se saboreaban ante el fenómeno, pensando en la oferta a efectuar. Pero nunca fueron oficialistas del establishment, ni tampoco tuvieron relaciones carnales con alguna discográfica. Su política autosuficiente derivó en la consagración/mito sin la injerencia de los medios con los que mantuvieron un trato de indiferencia mutua.
En la cresta de la ola (pero demonizados por los medios), decidieron independizarse uno del otro. El Indio se autodefine como insoportable y pésimo músico. Sus letras proponen una mirada de espectador/actor que son tildadas de crípticas aunque, reconoce que los mensajes suelen estar a la vista sin tanto interlineado. Tiene un talento incalculable que lo llevó a convertirse en uno de los referentes de la cultura musical de Argentina. También es archiprofesional y exigente; persiste en la búsqueda constante de la perfección en lo que hace y pese a pisar las seis décadas, se permitió abordar otras tecnologías en sus discos solistas, maqueteando, absolutamente todo a gusto y piacere.
Skay es un guitarrista infernal y su voz parece provenir del mismísimo averno. Un excelso violero poco histriónico y de perfil bajo cuyas composiciones, al igual que Solari, misturan leyendas urbanas con figuras de comics, convirtiéndolos en casi reales como El Golem de Paternal. Se quedó con la cepa roquera de Los Redondos y tal vez la más ambiciosa en cuanto a las letras ya que Porco Rex, último trabajo del Indio, si bien es conceptual en lo musical, lo es también en la temática pues básicamente se erige como un maravilloso disco de canciones de amor.
Como una pareja que se distancia (porque pocos quieren creer en el divorcio definitivo) se repartieron los bienes (todavía deben disputarse alguna mesita de luz). Solari obtuvo la tenencia de los hijos (los desangelados) pero, para ellos, por separado la cosa no es igual y de vez en cuando se escapan a ver al Flaco. La ruptura vino tras más de treinta años de relación y porque las partes necesitaban su propio tiempo individual.
El Indio le fue a fiel a Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado mientras que Skay estuvo con Los Trogloditas y ahora con Los Seguidores de la Diosa Kali. Mismos métodos estrafalarios para colocarle nombre a los nuevos senderos De todas formas parece haber quedado una charla pendiente y pese a que los discos no deben utilizarse como tribunal, el poco trato los hizo comunicarse a través de lo que mejor hacen. Canciones...
En el trabajo Talismán (2004), Skay Beilinson efectúa cuestionamientos a través de ¿Dónde Estás? Años después, el Indio parece contestar las preguntas de su ex compañero en el tema Tatuaje del cancionero Porco Rex (una parodia al nombre Patricio Rey), su segundo disco. A saber...

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